Título: Vida retirada
Autor: Jorge Andrade
Páginas: 590
Editorial: Umbrales
Sinopsis: Dos comunidades viven en el subsuelo de París. Son los “exiliados” y los “clochards”. Los primeros han abandonado por voluntad propia los placeres y las angustias del mundo exterior, para llevar una vida austera y disfrutar de la paz de una convivencia respetuosa y tolerante con sus iguales. Los “clochards”, por el contrario, han sido expulsados contra su voluntad de la vida de la superficie y anhelan el momento del regreso. Mientras tanto, reproducen en los túneles de las cloacas parisinas los vicios de la vida mundana: el anhelo de poder y riqueza, el engaño naturalizado como modo de relacionarse con el otro, la explotación del más débil. La contienda entre ambos grupos da lugar a una batalla que sorprende, incluso, a un lector ha familiarizado con lo insólito.
Una novela innovadora en cuanto al estilo, plena de humor y que atrapa desde la primera línea la atención de quien se sumerge en la peripecia de sus protagonistas.
Si nos guiamos por la sinopsis de este libro, al principio pareciera tratarse de una especie de distopía muy moderna. Pero en realidad, a pesar de que no está precisamente ubicada en un plano temporal, se trata de un submundo alterno, que entra en colisión debido a la preferencia de diversos intereses. Y la verdad es que pinta de lo más interesante.
La obra comienza hablando de Paco, un hombre que vive en París y que es, a simple vista, un ser normal y feliz. Pero lo cierto es que a pesar de tener una hermosa familia, compuesta por su esposa e hijos, un trabajo, y un piso (que aunque no es muy grande, tampoco está mal), siente su vida como si no fuera suya. Siempre es la misma rutina, y está cansado del ajetreo y los suburbios de una ciudad turística, bulliciosa y alocada para lo que son sus necesidades. Además de todo esto, desde hace tiempo que está luchando para llegar a fin de mes, por lo que su agobio es totalmente entendible.
El protagonista se encuentra en el centro de la ciudad, con Begoña -su esposa- quejándose, y los niños enloquecidos pidiendo cosas a gritos. Cuando de repente una cabina llama poderosamente su atención. Sin pensárselo dos veces, se introduce en ella, y va a parar a un mundo de aguas subterráneas que, aunque no le es familiar, tampoco le produce la reticencia suficiente para querer salir de allí y volver a su vida normal.
Paco se encuentra de golpe adentrado en un mundo nuevo, que parece irreal, pero que por alguna extraña razón le produce una sensación mayor de pertenencia que su antiguo hogar. Y paralelamente, se nos relata en tercera persona cómo va transcurriendo la vida de Begoña tras la repentina ausencia -lo que yo llamo abandono, en realidad- de su marido. La verdad es que me dio bastante pena lo mucho que le costó continuar, arreglárselas sola y con niños.
“Sin embargo estaba el París de la libertad imaginaria, que siempre había flotado en el territorio no contaminado de sus ilusiones y que nada tenía que ver con esta realidad desencantada: ni bistrots, ni luz de velas, ni destellos sensuales de vino de las copas y de los ojos de las mujeres, ni aventuras bohemias alentadas por los mensajes de los trovadores, ni parejas de enamorados contemplando la luna desde un puente sobre el Sena”.
El autor crea un mundo paralelo bastante inimaginable. Para la protagonista es una postal totalmente opuesta a la hermosa París de arriba. Pero no es todo malo, para nada, de hecho se encuentra varias sorpresas, y una variedad innumerable de cosas nuevas.
Las descripciones están muy bien logradas; son muy detalladas y es muy fácil imaginarnos andando por esos túneles húmedos y viscosos (y tenebrosos por momentos). Aunque es verdad que en el desarrollo decae un poco la trama, especialmente porque ya no se trata de una lectura tan ligera como lo era al comienzo. Aparecen cada vez más personajes, y todo se presta un poco a confusión.
Hay muchos diálogos en francés -no sólo en esta lengua, sino que también de vez en cuando hay personajes hablando en italiano o inglés-. Personalmente no fue algo que me molestó, pero lo menciono porque sé que puede volverse engorroso si no les interesa o no tienen remota idea de los idiomas.
Algo que me molestó mucho -o más bien me extrañó-, fue que el ejemplar que recibí estaba rayado. Así como leen. Con múltiples fragmentos subrayados y resaltados de distintas maneras, lo cual me pareció algo poco profesional. Hay flechas, paréntesis y líneas por todas partes.
Volviendo a la narración...el autor maneja la intriga muy bien, para que el lector quiera conocer este mundo nuevo. Nos va introduciendo de manera paulatina, pero para nada cansina. Es por eso que el comienzo me pareció muy bien ideado. Sin desvelar demasiada información de golpe ni tampoco hablar de cosas irrelevantes.
Respecto al final, sí quedé conforme, si bien fue algo predecible, me convenció la resolución que Andrade le dio. Fue un poco lo que me esperaba, bien cerrado y autoconclusivo.
“Tal vez en ese mundo había alguien más que él, era un planeta habitado por otros seres humanos, con cuya presencia, al principio, no había contado y a los que en medio de su huída sintió el deseo contradictorio de acudir. Padecía, a su pesar, la fatalidad gregaria que nos impulsa animalmente a repetir la historia”.
3.5/5
Muchas gracias a Kiako Anich por enviarme el ejemplar.
Hola, parece una lectura interesante. Dos mundos diferentes y uno por conocer, dejar atrás lo que hay ( aunque los que se quedan tienen que acostumbrarse ) y empezar una nueva vida. Así entiendo la historia.
ResponderBorrarSaludos:)