martes, 1 de noviembre de 2016

Reseña: Acorralados de Gabriel Korenfeld

Autor: Gabriel Korenfeld
Título: Acorralados
Páginas: 301

Trilogía:
Tierra de Jóvenes #1
Editorial: Ediciones B (Blok)
Sinopsis: Un virus acabó con la vida de todos los mayores de treinta años en la Tierra. Las leyes ya no son las mismas. La muerte de todos los mayores de treinta años los había devastado psicológicamente. La ausencia repentina de padres, abuelos y demás familiares significaba un dolor incurable en el alma. El virus adulto asoló el planeta Tierra. Los sobrevivientes son jóvenes y niños que están a merced de los barras bravas o viven huyendo de ellos. Los barras trabajan para Aníbal, un ser bestial que se ha sometido a varias cirugías para sobrevivir a los treinta años. Ellos se dedican a tomar prisioneros para encontrar la Cura. Unos están destinados a investigar y otros a ser ratas de laboratorio. En ambos casos fallar significa la muerte. ¿Podrán Julián y Mateo, Gabi, Lucas y Zoe sobrevivir a esta trampa mortal donde parece que la única opción para vivir es matar? Tierra de jóvenes: Acorralados es la primera parte de una distopía que promete dejarte sin aliento.
 Siempre tengo la esperanza de encontrar mayor cantidad de distopías nacionales que logren convencerme, lo cual de por sí me resulta muy difícil. En esta ocasión, terminé decepcionada. Trataré de ser lo más objetiva posible y encontrar las palabras adecuadas para no ser irrespetuosa.
Acorralados es la primera parte de una trilogía distópica. Está ambientada en Argentina, precisamente en Buenos Aires, y el contexto es catastrófico ya que un virus mortal ha arrasado con todas las personas mayores de treinta años. Sólo los más jóvenes quedaron en la tierra, conformando una población de escasos recursos y un estancamiento total en todos los aspectos sociales.
 Los barras vendrían a tener el papel de "villanos", controlando a los más chicos, apoderándose de todas las cosas de valor (en especial de los vehículos, el combustible, etc.), poniendo toques de queda, castigos crueles y conformando una especie de organización dictatorial. Todos les temen y procuran acatar sus órdenes, y, en lo posible, no cruzarse con ellos en ningún momento.
 El virus Adulto no tiene cura. Aunque hay personas que están trabajando en ello porque quieren ayudar, también hay un sector más centralizado donde la ambición y el poder alimentan su egoísmo. Por éstos últimos es que la esperanza de los ciudadanos se ve minada, camino a la resignación.
 No sé por dónde comenzar a redactar las cosas que me molestaron o no me cerraron en este libro. Primero, los barras me parecieron una especie de bufones de secundaria, los que molestan a los más desprotegidos, pensando que se comen al mundo pero son unos adolescentes igual que ellos. Por eso no entendí por qué nadie podía revelarse ante su figura grotesca y desalmada, que, si vamos al caso, sin todos los accesorios de los que se valían (robando) no infundirían ni un ápice de miedo. De hecho, en varias escenas se ven sobrepasados por las circunstancias y terminan corriendo por sus vidas.
 Siguiendo en esta línea, Aníbal es un hombre que está en la edad límite y como comienza a tener los brotes típicos de la enfermedad que terminará con su vida, se somete a cirugías constantes y realiza experimentos con seres vivos (me abstendré de hacer comentarios al respecto). Es quien más ansía encontrar una cura para tener en sus manos la fuente de poder más grande del mundo. Todo cuadra más o menos, si no tenemos en cuenta que este señor es un fantasma hasta pasada la primera mitad del libro. Esto hizo que la opresión de los jóvenes quede en manos de los barras, forjándose la figura de los malvados, lo cual se les daba bastante mal siendo que aparecían sin ton ni son.
 Para ser una sociedad pos-destrucción, devastada, con pocas herramientas para subsistir, no la pasan nada mal. No se ve esa presión constante del miedo o la supervivencia. De hecho están casi todo el tiempo tomando riesgos y aventurándose en cada agujero que encuentran. ¿De qué viven? ¿Con qué se visten y se alimentan? ¿Por qué en sus escuelas la formación es la misma que antes? ¿Cómo consiguen lo indispensable para no morir?, y con más razón me pregunto...¿cómo pueden darse lujos de recreación y ocio si supuestamente nada está al alcance de sus manos? Todo medio extraño.
Britney Spears look
 Sumando a las cosas inconclusas, no entendí ni siquiera luego de cerrar el libro y pensarlo durante un largo rato, por qué los barras se obsesionan persiguiendo a los personajes principales. Está bien que tienen un objetivo pero, no te das cuenta hasta las últimas páginas. Y créanme que es algo tan ilógico e incoherente que seguís leyendo esperando que aparezca la razón verdadera del ensañamiento.
 También me hizo ruido que el componente del virus se base en algo ya existente (enfermedades venéreas ¿? y con escasa explicación científica). Además de que me molestó muchísimo que su nombre ya exista en el mercado farmacológico (les juro por todos mis libros esto) y peor aún, que sea casi exacto al de otro virus, ya creado, de una distopía muy famosa en el mundo entero.
 La narración me parece medio traída de los pelos. Los personajes por momentos dialogaban yéndose por las ramas, y el autor ponía a las perdidas muchas oraciones literalmente en MAYÚSCULAS. Pero no una palabra o una expresión para resaltar (si es que esa era su intención, cosa que tampoco estoy muy segura), sino que conversaciones prácticamente enteras, en donde no entendía si estaban gritando todo el tiempo o es que se le había quedado el dedo pegado en Bloq. Mayús.
Creo también que el hecho de utilizar tantos términos argentinos limita la comprensión si el libro llegase a leerse en otros lugares, o aquí por personas extranjeras. No me parece mal que se usen expresiones propias del lugar desde donde se escribe, tiene lógica, pero el libro está repleto de ellas y por momentos hasta me resultaba molesto a la vista. En especial cuando hay tantos insultos como si fuese algo normal naturalizarlos; a mí en particular me resulta estigmatizante respecto de los argentinos, como si todos hablásemos de ese modo a diario. Es la imagen nuestra que termina repercutiendo en el mundo, al fin y al cabo, en menor o mayor medida.
 No es mi intención disuadirlos para que no lean el libro -jamás-, pero mis opiniones sobre mis lecturas son siempre honestas y no quiero que las reseñas pierdan esa esencia. Aún así admito que el libro me pareció nefasto. Me parece realmente que las distopías van más allá de inventar un virus letal e imaginar un país en ruinas. No leeré la continuación de esta trilogía, y espero que si alguno se anima a empezarla, le vaya mucho mejor que a mí.

"La mayoría de los negocios tenían las vidrieras rotas o las persianas bajas. Durante el primer año de vida del virus Adulto, la joven población se había encargado de saquearlos. Divididos en grupos compuestos por hermanos, primos y amigos, la primera reacción tras superar el shock de la pandemia, fue abastecerse con alimentos y objetos de recreación" 
2/5

Muchas gracias a Ediciones B por enviarme el ejemplar