Título: Persuasión
Autora: Jane Austen
Páginas: 285
Editorial: Ediciones B
Sinopsis: Anne Elliot y Frederick Wentworth se conocieron en el año 1801 y no hubo espacio para la duda: se amaron. Anne era una joven de buena familia, hija de sir Elliot, el baronet dueño de Kellynch Hall.
Wentworth, en cambio, era solo era un joven marino, entusiasta, pero pobre. Los jóvenes anunciaron el compromiso a la familia de Anne, compromiso que fue mal recibido. Una amiga de la familia, y sobre todo de Anne, lady Russell, aconsejó a Anne que rechazara el compromiso con Wentworth. Convencida de hacer lo mejor, tanto para él como para ella misma, Anne rechaza a Wentworth. Él protesta pero comprende que ella no dará marcha atrás y se va de su lado.
Ocho años después, a través de una serie de casualidades, como en todas las novelas de Jane Austen, Anne Elliot y Frederick Wentworth vuelven a encontrarse. Ella ya tiene veintisiete años y ha perdido las esperanzas de casarse. Más todavía, ha perdido el brillo que había tenido de joven. Él ha regresado victorioso de la guerra contra Napoleón, capitán de la marina inglesa y, sobre todo, rico.
Su reencuentro estará lleno de melancolía, tono que iluminará toda la novela hasta el final. Persuasión no es otra cosa que la historia de un amor perdido que regresa para reabrir heridas apenas cicatrizadas.
¡Al fin puedo tener este libro en mis manos! Llevaba años queriendo leerlo, y hace unos meses tuve la oportunidad de que me lo envíen, pero dicho paquete se extravió en un lío de cambio de dirección😞-al día de hoy no sé qué fue de él-. Como hace unas semanas fue mi cumpleaños, me auto-regalé algunos libros que desde hace tiempo quería tener (hacía muuucho que no me compraba alguno, y la abstinencia me estaba matando). Entre esos ejemplares se encontraba éste, que obviamente no dudé ni un segundo en que iba a estar pronto entre mis próximas lecturas.

Persuasión tiene como protagonista a Anne Elliot, una joven bella y de buen nombre que vive en Kellynch Hall, hija de un sir muy importante y con todas las esperanzas de encontrar un candidato a la altura. Sin embargo, con apenas diecinueve años, se enamora perdidamente de un marino, sin títulos de nobleza y ninguna riqueza que le pueda ofrecer. Frederick Wentworth es claramente un amor correspondido, por lo que deciden comprometerse. A la familia de ella no le agradó ni un poco, y, persuadida por su entorno, decide poner fin al casamiento y a la relación que tiene con él.
Exactamente ocho años después, determinadas circunstancias conllevan a su reencuentro, el cual se da en un contexto completamente diferente en el que habían puesto fin a ese vínculo tan fuerte. Él ya no es más esa persona no apta para una mujer como Anne, particularmente porque ascendió en la escala social adquiriendo una gran fortuna durante los últimos años. Sin embargo, las vueltas de la vida que los llevaron a ambos a elegir caminos separados, también desencadenaron en ellos actitudes diferentes e inesperadas. Los dos han cambiado en muchos aspectos; puede que su mundo se revolucione nuevamente al volver a verse, pero hay ciertas heridas que no son fáciles de cicatrizar.
Volver a encontrarme con la pluma de Jane fue algo magnífico. Es de esas que aun sin rótulo visible, igual podés identificar apenas empezás a leerla, porque tiene una particularidad que la distingue del resto. En esta novela pude entender un poco más el sentido en que la autora maneja el romance, cosa que antes quizás no comprendía -puede que se deba a que la otra obra que leí suya fue siendo más chica-. Esa contextualización bien profunda de la época, que pone de manifiesto a la sociedad del momento y que para bien o para mal, describe (o más bien critica) desde una amplia perspectiva. Siempre dejando entrever el lado sensible de las personas que se escondía, en su mayoría, bajo tantas formalidades, prejuicios, distinciones y títulos de nobleza que hubieran o no.

“Le habría gustado saber qué sentiría el capitán al encontrarse con ella. Puede que lo dejase indiferente, si la indiferencia cabía en semejantes circunstancias. Sentiría indiferencia o desdén. Si hubiese deseado volver a verla, no habría esperado hasta entonces; habría hecho lo que Anne no podía menos que creer que ella habría hecho en su lugar, desde mucho tiempo atrás, cuando los acontecimientos le proporcionaron tan rápidamente aquella independencia, que era lo único que anhelaba”.
Los personajes son muy característicos de esta autora. La protagonista, es una joven con un carácter bastante huraño, aunque en el fondo esconde cierta dulzura y delicadeza. Es tan subestimada por todos, que a veces se olvida de su gran inteligencia. Antes había sido muy bonita, un retrato casi exacto de su difunta madre, pero después de perder a su gran amor, se marchitó como una flor. Su evolución en la historia es realmente muy notable, la descripción que se hace de ella al comienzo, y cómo llega al desenlace pareciera mostrar a dos personas completamente diferentes. Su hermana mayor, Elizabeth, en cambio, aunque acarrea más años de experiencia y vivencias, se encuentra en la plenitud de su belleza. Es un calco de su padre (y también su consentida a todas horas). Es de quien él más se enorgullece, hasta el punto de menoscabar al resto de las mujeres. Se hizo cargo de su casa y cumplió con el rol de madre luego de que ella se marchara de este mundo. A pesar de sus buenas cualidades, yo le encontré más defectos que virtudes. Me pareció prepotente, egoísta y demasiado ostentosa. Me hubiese gustado algún acercamiento con su hermana, un poco más de sensibilidad.

El capitán Wentworth es un personaje que aparece de manera desconcertante desde el comienzo. Es de quien todos hablan pero que se hace rogar -mucho- para aparecer. Es muy educado, incluso mucho más de lo que era antes. Me fue enamorando de a poco, creo que porque dejaba entrever mucho sus sentimientos. Cabe aclarar que en sí no eran demostraciones afectivas ni mucho menos, pero convengamos que la autora no hace personajes masculinos que exterioricen demasiado sus sentimientos amorosos en circunstancias turbulentas. Siempre deja como un velo que cubre las aflicciones, el arrepentimiento o el dolor, especialmente si de por medio hay orgullo.
Esa especie de “enseñanzas” que deja implícitas Jane Austen en sus libros, hacen acto de presencia acá claramente. Se puede notar en el título, como generalmente pasa: Persuasión. Esta será la causa del nudo conflictivo en la obra y la raíz de los acontecimientos más importantes que se dan. Eran tiempos donde la palabra lo significaba todo, y la mirada de los demás era mucho más que un perjuicio o una molestia. Era un peso que se tornaba insoportable si uno se veía rechazado o excluido de la sociedad. Lo que en la actualidad puede resultar banal, menos importante o arcaico, en ese siglo era el causante de las más terribles deshonras y desacreditaciones.
El libro tiene un ritmo muy rápido, incluso más que Orgullo y Prejuicio, a mi parecer. No le puse tal puntaje porque no creo que lo haya superado. Pienso que el momento tan difícil que la autora estaba atravesando mientras lo escribía, se vio reflejado un poco en los personajes y en la narración. Por momentos con ciertos desniveles, pero igualmente ligero de leer, razón por la cual me gustó tanto.
Quedé encantada como siempre, con los protagonistas, tan ricos en personalidad. Tan opuestos pero a su vez apasionados, aprendiendo de sus errores, yendo más allá de lo superficial. Se llevan el premio mayor como siempre, porque realmente enriquecen la novela, hasta el punto que admirás cómo hasta para la más inusual manera de pensar, encuentran su argumento válido.
“Ella le había hecho mal; lo había abandonado y desilusionado. Más aún: lo había abandonado por debilidad de carácter, y un temperamento recto no puede soportar una cosa así. Lo había dejado para dar el gusto a otros. Todo fue efecto de repetidas persuasiones: fue debilidad y fue timidez”.
4/5
