jueves, 13 de abril de 2017

Reseña: Ladrona de libros de Markus Zusak

Título: Ladrona de libros
Autor: Markus Zusak
Páginas: 542

Editorial: Penguin Random House (Lumen)
Sinopsis: Liesel es una niña alemana que vive en un pequeño pueblo cerca de Münich con sus padres adoptivos. Durante los peores años del nazismo, su pasión por la lectura la ayuda a refugiarse en las historias de los libros que roba de donde puede. Esa vehemencia por leer termina salvándole la vida.
 Ladrona de libros es una novela entrañable, una historia hermosa e inolvidable para todas las edades. 
       Ya perdí la cuenta de cuánto tiempo llevaba este libro en mi estantería juntando polvo. La verdad siempre posponía su lectura por una cosa u otra, pero por suerte, me animé a darle su gran y merecida oportunidad. Y superó mis expectativas de una manera increíble.
 El libro está ambientado en la Segunda Guerra Mundial, y tiene como protagonista a Liesel Meminger, una niña que vive en un pueblo cerca de Münich. Se encuentra sola en el mundo: su madre la ha abandonado, y cuando creía que todo estaba perdido, fue a parar con una familia adoptiva de Himmelstrasse (Molching).
 Sobre esta escabrosa base se desarrolla la trama: un ambiente bélico, la época del Führer, la incontable cantidad de judíos muertos, una niña entre tantas, con un toque de lo que parece ser suerte al caer junto a unos padres asombrosos...pero que no deja de ser trágico por la época en que vive, y particular, por cómo lo atraviesa: robando libros cada vez que ve una oportunidad. Aunque ello le cueste la comida del día.
 Sabrán algunos -y sino, les cuento ahora- que el tema de la Alemania Nazi es de los que más curiosidad e inquietud me generan. He visto cientos de películas, libros y sus respectivas adaptaciones, ensayos, relatos...y no ha habido ni una vez en la que no me haya invadido la sensación de desasosiego, de desesperación. Y este caso no fue la excepción.
 La particularidad de esta historia es su narradora: La Muerte. Con su personalidad desinteresada, engorrosa e insensible (tanto como sólo la muerte puede serlo), nos va relatando a través de las páginas, innumerables sucesos en los que se va llevando almas. Almas por aquí y almas por allá. No siempre aparece en el momento justo, en muchas ocasiones, de hecho, se ha visto mal posicionada y su arribo ha sido apresurado. En estos casos se pegaba la vuelta y volvía más tarde (días, semanas, meses, hasta años), porque claro, a todos nos llega la hora, ¿no?.
 El hecho de que la narradora sea la Muerte me ha encantado. Pensaba que por ello, aunque rebosara de originalidad, iba a resultarme insuficiente. Porque este tipo de historias, creo yo, se transmiten mejor si se cuentan en primera persona. Pero el autor logra, a través de esta intermediaria, que conozcamos al pie de la letra cada sentimiento de la protagonista. Incluso hasta se atreve a contarnos sobre la Muerte misma, cómo es y qué es lo que piensa sobre cada ser humano que viene a buscar para cruzar al otro lado.

 Respecto de los personajes, es para hablar largo y tendido. Liesel me pareció una niña de una tenacidad (al principio) muy latente. ¿Por qué latente? En realidad es algo que no se deja ver sino hasta más avanzado el libro. Porque al comienzo aparece lloriqueando porque es alejada de su madre, se presenta ante una familia desconocida y no comprende bien el mundo al que se enfrenta. Con el correr del tiempo esa inseguridad va menguando, y se ve minada por un descaro casi triunfal. A pesar de ello, es alguien a quien la vida no se lo ha puesto nada fácil, por lo que sufrí con ella en cada página, y me lamenté mucho por cada cosa terrible que le tocó vivir. Lo que más puedo rescatar de esta protagonista en especial, es que tiene una capacidad sobrehumana de valorar. Sí, valorar. Cada palabra, cada momento, cada detalle, cada persona. Quizás el contexto ayude un poco a que exista esa tendencia, pero lo destaco por sobre todas las cosas porque, entre toda la gente, no era algo muy común. No olvidemos que se trata de un momento de la historia en donde estas familias (en medio de la guerra, claro) vivían hacinadas, con hambruna, miedo y sin saber cuándo llegaría su fin.
 Hans Hubermann es mi personaje favorito del libro. Realmente adoré cómo el autor creó un ser tan entrañable, tanto, tanto que pudiera traspasar las páginas e inundarme con su bondad y transparencia. Podía palpar con claridad y respirar a todo pulmón su belleza interior, y por sobre todo las carencias que traía consigo. Lo más increíble es cómo a pesar de ello siempre supo salir adelante. Con su afán de liar cigarrillos, las escasas oportunidades de trabajar pintando alguna que otra ventana, y su manera de darlo todo, aún teniendo nada y menos que nada. Porque es un alma noble, y porque ama a su hija. Desde que Liesel llegó a su vida la trató como si fuese su hija biológica, jamás hizo diferencia alguna respecto de su origen. La acompañó en sus noches más terribles, le tocó melodías que calmaban su desazón y le enseñó todo lo poco que pudo aprender. Y para ella significó el mundo entero. Paciente, y con todo el peso de los años en su mirada, tan triste y aún así llena de amor para dar. No puedo más que encariñarme con un hombre así. 
“Por encima de todo, la ladrona de libros ansiaba volver al sótano a escribir o a leer su historia una vez más. Ahora que lo pienso, sin duda se le veía en la cara. Se moría de ganas de reencontrar esa seguridad, ese hogar, pero era incapaz de moverse. Además, el sótano ya no existía. Era parte del paisaje devastado”. 
 Rosa Hubermann es más bien todo lo contrario que su esposo. Aunque ama a Liesel, tiene un modo distinto de demostrarlo. La trataba de manera distante y siempre le daba órdenes (incluso a veces le atestaba algún que otro correctivo). Pero a pesar de su carácter, la adoraba. Es la clara evidencia de esa clase de personas que tienen una  forma de ser muy dura, que se ha forjado a lo largo de los años, y que por alguna razón necesita seguir allí: inamovible, incorruptible, arrolladora. Para sobrevivir de alguna manera a los obstáculos que la vida les va metiendo en el camino.
 Hay tantos otros personajes que podría destacar: Rudy Steiner, Ilsa Hermann, Max Vandenburg. Max. Tanto o más importante que la protagonista misma de esta obra. De su mano vamos a conocer historias paralelas, que nos dejarán pensando y nos regalarán una que otra enseñanza. Creo que es un pilar fundamental para que el desarrollo del libro se diera de tal forma. Y también sufrí mucho por él. Creo que fue el más desdichado de todos (literalmente, de todos), y su historia me tocó el corazón.
 Por momentos la narración se me hizo tediosa, y es por eso que le bajé un punto a pesar de que me encantó el libro. Creo que se debió a ese ritmo constante en que el autor narraba. Un ritmo que si bien no decae, tampoco sube en ningún momento. Y no es que sea malo, pero es justamente lo que hizo que tardara mucho más de lo normal en concluir la lectura. Por momentos me molestaba porque los acontecimientos seguían una línea predecible, y de esto quiero hablar un poco. Al comienzo del libro ya sabemos lo que pasará al final (obviamente no lo diré) y eso condiciona de alguna manera al lector, desde mi punto de vista. Aunque los hechos puedan resultar obvios, creo que hubiese sido mejor irlos descubriendo a medida que avanzaban los capítulos, en lugar de toparme de lleno con una revelación semejante apenas iniciar. 
 El final se puede decir que tiene varias partes. No sé si pueda explicarlo de manera comprensible pero lo intentaré: sólo una de esas partes fue la que me descolocó. Es decir, me parecieron todas tristes, pero sólo una me dejó como: “¿qué?”. Y es que me pareció poco creíble. No voy a decir más que eso. El resto creo que si bien fue devastador, tuvo su merecido lugar. Era algo esperado y percibí cierto tacto en la narración, una especie de cordialidad para no despedazar nuestras almas de manera tan cruda. Aún así me quedo con la esencia del libro, que está clarísima desde la primera página. Y con los personajes increíbles que Zusak creó, para hacernos erizar la piel en cada diálogo.
 La parte bélica en sí la sentí muy marcada en cada página. No tanto en territorio de combate, sino más en las vivencias de los alemanes: fueren del Partido Nazi o Judíos. Es algo descomunal cómo había tantas ideas arraigadas en la sociedad, cómo una voz podía imponerse por sobre tantas y cómo las palabras tenían una fuerza avasallante. 
“Papá tiene las mejillas surcadas de arrugas que parecen dibujos y no sé por qué, pero cuando las veo siento ganas de llorar, aunque no por tristeza o porque me sienta orgullosa, sino porque me gusta cómo se mueven y cambian. A veces pienso que mi padre es un acordeón porque oigo sus notas cuando me mira y sonríe y respira”.
 Esta última cita que les dejo, rompió mi corazón. Tanto que me hizo llorar, cosa que no hice ni en las partes más desgarradoras del libro, ni tampoco en el final. Creo que debe ser porque empatizo mucho con los vínculos paternales que se desarrollan en los libros y películas. Es una especie de sentimiento que escapa de mi voluntad: simplemente amo ver un padre con su dignidad en su esplendor, desviviéndose por un hijo, que es lo más preciado que puede existir. Dicen que con una madre se crea el lazo más fuerte de la vida. Yo digo que con ambos padres se puede crear un lazo de igual fortaleza. Un lazo indestructible, que sobrepasa todo tiempo y distancia, y que no tiene absolutamente nada que ver con la consanguineidad. 
 Ladrona de libros es una historia que deja muchísimos mensajes. Está en cada uno ver hacia donde direcciona el aprendizaje. Sin dudas una gran recomendación para conocer una historia entre muchas, desde otra mirada.

4/5

martes, 11 de abril de 2017

Reseña: Memoria de cristal de Cecelia Ahern

Título: Memoria de cristal
Autora: Cecelia Ahern
Páginas: 368

Editorial: Ediciones B
Sinopsis: ¿Qué pasaría si solo tuvieses un día para descubrir quién has sido en realidad?
Cuando Sabrina Boggs encuentra por casualidad unas misteriosas pertenencias de su padre, descubre una importante faceta de su vida cuya existencia ignoraba.
Su vida cotidiana, hasta entonces rutinaria, sufrirá una ruptura inesperada al revelársele los secretos del hombre a quien creía conocer, así como recuerdos, historias y gentes de las que nada sabía. De la noche a la mañana, su vida y cuanto la rodea cambiarán por completo.
       Después de pasar una semana bastante alejada de este rinconcito, voy a empezar a ponerme al día con las reseñas que tengo sin terminar, y que tantas ganas tengo de compartir (realmente son mi descargo). Esta en particular me costó mucho hacerla, y quiero contarles por qué. Leí hace bastante tiempo una obra de esta autora -Donde termina el arco iris- y me gustó muchísimo su manera de escribir, por lo que tenía ganas de adentrarme en otro de sus títulos. 
 Memoria de cristal tiene como protagonista a Sabrina Boggs, una mujer de treinta y dos años que es salvavidas en la piscina de un hogar de ancianos, desde hace aproximadamente siete años. Tiene tres hijos que adora con su alma, pero que la dejan muerta de cansancio debido a su constante hiperactividad. No suceden muchas cosas muy a menudo en su lugar de trabajo, el cual se limita a estar sentada vigilando los abuelos para que no se peleen o empujen, o en el peor de los casos, se ahoguen. En ese sitio no está permitido prácticamente nada, y es muy raro que acontezca algo fuera de lo esperable. Básicamente lo que le sucede a ella es que está aburrida de su vida, de su rutina, y se encuentra en un momento en el que no se siente satisfecha con todo lo que ha logrado en los últimos años: el trabajo, su esposo e hijos. Se pregunta si eso es realmente lo que siempre anheló.
 Sabrina es muy nerviosa. Le cuesta respirar en tierra firme porque la natación le hizo acostumbrarse a aguantar la respiración, a manejarla de otra forma. Tiene trastornos de ansiedad y hasta por momentos ataques de ira prácticamente irrefrenables. Fergus, su padre, padece varios problemas de salud, y esconde muchos secretos de su pasado. Él será el eslabón fundamental para el descubrimiento que hará la protagonista, por el cual su mundo tenderá a un desequilibrio paulatino. Todo va a comenzar con la llegada de una caja con pertenencias de su padre, la cual contendrá recuerdos y vivencias de algo que él nunca se atrevió a compartir con su familia. 
 No sé cómo empezar a contar lo que pienso de este libro. Creo que es mejor que aclare que realmente esperaba más, mucho más de él. Quería que me guste más que nada en la vida. Si bien la sinopsis no es la más llamativa, había un misterio que me incitaba a leer la obra, eso sumado a las referencias de la autora, hicieron subir mis expectativas por las nubes.  
“Tengo una habilidad especial para recordar cosas que la gente olvida, y ahora sé algo importante acerca de papá que él se guardaba para sí y que ha olvidado. Hay cosas que queremos olvidar, cosas que no podemos olvidar y cosas que se nos olvidó que habíamos olvidado, hasta que las recordamos. Ahora hay una nueva categoría. Todos tenemos cosas que nunca querremos olvidar. Y todos necesitamos una persona que nos las recuerde, por si acaso”.
 Al comienzo me pareció que las cosas se tornaban demasiado triviales, poco prometedoras. Al pasar las páginas pude notar lo que en verdad me molestaba de la novela, lo que constituía la principal falencia, y es que no sucedía nada interesante. Eran capítulos y capítulos que pasaban sin más, y los personajes reaccionaban de forma exagerada a acontecimientos de lo más corrientes. 
 Me desconcertó que, siendo una parte tan importante en la vida de la protagonista, no se les haya dado relevancia a sus hijos. No sabemos nada de ellos, ni siquiera aparecen en escena, lo cual dificulta bastante el hecho de que empaticemos con el cansancio mental que le producen. Es algo que se me hizo inevitablemente raro; los nombraba de vez en cuando (unas dos o tres veces en todo el libro), pero pasaba totalmente de ellos cuando hacía una revisión completa de su vida. Me era imposible conectar con sus sentimientos, tanto hacia su familia como hacia sí misma. Qué era eso que tanto atormentaba sus días, que no la dejaba respirar, pensar, relajarse. 
 Sabrina me resultó un personaje débil, inconsistente, que siente que camina siempre por una cuerda floja cuando en realidad se está ahogando en un vaso de agua. Creo que caía en una dramatización constante que hacía incomprensible su accionar, y la justificación que le daba a ello. Siento que la autora podría haberle sacado más provecho, por lo menos demostrando que le importaba algo de lo que la rodeaba, que no vivía solamente porque el aire es gratis. Lo que sí podría rescatar es que produjo cierto cambio en la relación con su padre, eso me agradó de cierta manera. 
 Sobre el “enigma”, lo cierto es que se le dio mucha cuerda, para que al final sea algo tan llano y poco sorprendente que me decepcionó por completo. No terminé de comprender lo que la autora quiso plantear en esta novela. La manera en que está narrada es bastante confusa, con cambios de narrador sin previo aviso y de manera abrupta, muchos de ellos inoportunos y que no hacían más que entorpecer la lectura. El ritmo era bastante lento, y por momentos se estancaba ya que la autora se detenía demasiado en cosas intrascendentes.
 El foco hacia el que se dirige el desenlace es bastante extraño y confuso, no me sorprendió para nada y me dejó con ganas de más. Sin contar que nunca se explica nada de esa “habilidad especial” que posee la protagonista para recordar, queda todo en la nada. 
“Me gusta mucho mi trabajo, pero últimamente he estado ansiosa. Yo no sé qué es exactamente lo que creo que debe suceder en mi vida, o lo que espero que suceda. No tengo sueños ni metas particulares. Quería casarme y lo hice. Quería tener hijos y los tengo. Quería ser salvavidas y lo soy. Aunque, ¿no es ese precisamente el significado de sentir un hormigueo de impaciencia? Pensar que hay hormigas dentro de ti cuando no las hay”.
2/5
¡Muchas gracias a Ediciones B por enviarme el ejemplar!

domingo, 9 de abril de 2017

Novedades de abril: Ediciones B Argentina

     ¡Buenas! Hace casi una semana no publicaba nada en el blog, estuve viajando a mi ciudad, organizando y leyendo también. Tengo varias reseñas programadas, pero les debía esta entrada así que allá vamos. Ya re contra están en librerías las novedades de Ediciones B Argentina de este mes, pero por si queda algún colgado (admito ser una de esas jaja), les muestro algunas a continuación.









lunes, 3 de abril de 2017

Reseña: Persuasión de Jane Austen

Título: Persuasión
Autora: Jane Austen
Páginas: 285

Editorial: Ediciones B
Sinopsis: Anne Elliot y Frederick Wentworth se conocieron en el año 1801 y no hubo espacio para la duda: se amaron. Anne era una joven de buena familia, hija de sir Elliot, el baronet dueño de Kellynch Hall.
Wentworth, en cambio, era solo era un joven marino, entusiasta, pero pobre. Los jóvenes anunciaron el compromiso a la familia de Anne, compromiso que fue mal recibido. Una amiga de la familia, y sobre todo de Anne, lady Russell, aconsejó a Anne que rechazara el compromiso con Wentworth. Convencida de hacer lo mejor, tanto para él como para ella misma, Anne rechaza a Wentworth. Él protesta pero comprende que ella no dará marcha atrás y se va de su lado.
Ocho años después, a través de una serie de casualidades, como en todas las novelas de Jane Austen, Anne Elliot y Frederick Wentworth vuelven a encontrarse. Ella ya tiene veintisiete años y ha perdido las esperanzas de casarse. Más todavía, ha perdido el brillo que había tenido de joven. Él ha regresado victorioso de la guerra contra Napoleón, capitán de la marina inglesa y, sobre todo, rico.
Su reencuentro estará lleno de melancolía, tono que iluminará toda la novela hasta el final. Persuasión no es otra cosa que la historia de un amor perdido que regresa para reabrir heridas apenas cicatrizadas.
       ¡Al fin puedo tener este libro en mis manos! Llevaba años queriendo leerlo, y hace unos meses tuve la oportunidad de que me lo envíen, pero dicho paquete se extravió en un lío de cambio de dirección😞-al día de hoy no sé qué fue de él-. Como hace unas semanas fue mi cumpleaños, me auto-regalé algunos libros que desde hace tiempo quería tener (hacía muuucho que no me compraba alguno, y la abstinencia me estaba matando). Entre esos ejemplares se encontraba éste, que obviamente no dudé ni un segundo en que iba a estar pronto entre mis próximas lecturas.
 Lo primero que quiero destacar de la obra es que comienza con un prólogo espectacular de Gabriela Margall. Quiero decir que no he leído nada de esta autora, pero con este fragmento ya me bastó para querer leer alguno de sus escritos. Reitero fervientemente que ese prólogo es espectacular; no se dan una idea de la manera tan sencilla, pero a su vez completa, en la que caracteriza a la autora y a sus vivencias. En apenas poco más de cuatro páginas podemos conocer mucho sobre los demás títulos de Austen, y por qué no, también algunos secretos de su personalidad, aspectos que escapan a la ficción. 
 Persuasión tiene como protagonista a Anne Elliot, una joven bella y de buen nombre que vive en Kellynch Hall, hija de un sir muy importante y con todas las esperanzas de encontrar un candidato a la altura. Sin embargo, con apenas diecinueve años, se enamora perdidamente de un marino, sin títulos de nobleza y ninguna riqueza que le pueda ofrecer. Frederick Wentworth es claramente un amor correspondido, por lo que deciden comprometerse. A la familia de ella no le agradó ni un poco, y, persuadida por su entorno, decide poner fin al casamiento y a la relación que tiene con él. 
 Exactamente ocho años después, determinadas circunstancias conllevan a su reencuentro, el cual se da en un contexto completamente diferente en el que habían puesto fin a ese vínculo tan fuerte. Él ya no es más esa persona no apta para una mujer como Anne, particularmente porque ascendió en la escala social adquiriendo una gran fortuna durante los últimos años. Sin embargo, las vueltas de la vida que los llevaron a ambos a elegir caminos separados, también desencadenaron en ellos actitudes diferentes e inesperadas. Los dos han cambiado en muchos aspectos; puede que su mundo se revolucione nuevamente al volver a verse, pero hay ciertas heridas que no son fáciles de cicatrizar.
 Volver a encontrarme con la pluma de Jane fue algo magnífico. Es de esas que aun sin rótulo visible, igual podés identificar apenas empezás a leerla, porque tiene una particularidad que la distingue del resto. En esta novela pude entender un poco más el sentido en que la autora maneja el romance, cosa que antes quizás no comprendía -puede que se deba a que la otra obra que leí suya fue siendo más chica-. Esa contextualización bien profunda de la época, que pone de manifiesto a la sociedad del momento y que para bien o para mal, describe (o más bien critica) desde una amplia perspectiva. Siempre dejando entrever el lado sensible de las personas que se escondía, en su mayoría, bajo tantas formalidades, prejuicios, distinciones y títulos de nobleza que hubieran o no. 
 “Le habría gustado saber qué sentiría el capitán al encontrarse con ella. Puede que lo dejase indiferente, si la indiferencia cabía en semejantes circunstancias. Sentiría indiferencia o desdén. Si hubiese deseado volver a verla, no habría esperado hasta entonces; habría hecho lo que Anne no podía menos que creer que ella habría hecho en su lugar, desde mucho tiempo atrás, cuando los acontecimientos le proporcionaron tan rápidamente aquella independencia, que era lo único que anhelaba”.
 Los personajes son muy característicos de esta autora. La protagonista, es una joven con un carácter bastante huraño, aunque en el fondo esconde cierta dulzura y delicadeza. Es tan subestimada por todos, que a veces se olvida de su gran inteligencia. Antes había sido muy bonita, un retrato casi exacto de su difunta madre, pero después de perder a su gran amor, se marchitó como una flor. Su evolución en la historia es realmente muy notable, la descripción que se hace de ella al comienzo, y cómo llega al desenlace pareciera mostrar a dos personas completamente diferentes. Su hermana mayor, Elizabeth, en cambio, aunque acarrea más años de experiencia y vivencias, se encuentra en la plenitud de su belleza. Es un calco de su padre (y también su consentida a todas horas). Es de quien él más se enorgullece, hasta el punto de menoscabar al resto de las mujeres. Se hizo cargo de su casa y cumplió con el rol de madre luego de que ella se marchara de este mundo. A pesar de sus buenas cualidades, yo le encontré más defectos que virtudes. Me pareció prepotente, egoísta y demasiado ostentosa. Me hubiese gustado algún acercamiento con su hermana, un poco más de sensibilidad.
 Sir Walter Elliot es un hombre bastante frío, obstinado y muy prejuicioso. Lo primordial para él es mantener el linaje a la perfección, y que su buen apellido permanezca enaltecido. Habla con desdén de los marineros porque piensa que es una profesión a la cual arriba cualquier pobre, consiguiendo en poco tiempo altas posiciones que no les corresponden. También, es muy estricto con todo el mundo, inclusive con sus hijas (quitando siempre a la mayor, por la cual tiene tanta empatía procedente de percibirla como si fuera su propio reflejo).
 El capitán Wentworth es un personaje que aparece de manera desconcertante desde el comienzo. Es de quien todos hablan pero que se hace rogar -mucho- para aparecer. Es muy educado, incluso mucho más de lo que era antes. Me fue enamorando de a poco, creo que porque dejaba entrever mucho sus sentimientos. Cabe aclarar que en sí no eran demostraciones afectivas ni mucho menos, pero convengamos que la autora no hace personajes masculinos que exterioricen demasiado sus sentimientos amorosos en circunstancias turbulentas. Siempre deja como un velo que cubre las aflicciones, el arrepentimiento o el dolor, especialmente si de por medio hay orgullo.  
 Esa especie de “enseñanzas” que deja implícitas Jane Austen en sus libros, hacen acto de presencia acá claramente. Se puede notar en el título, como generalmente pasa: Persuasión. Esta será la causa del nudo conflictivo en la obra y la raíz de los acontecimientos más importantes que se dan. Eran tiempos donde la palabra lo significaba todo, y la mirada de los demás era mucho más que un perjuicio o una molestia. Era un peso que se tornaba insoportable si uno se veía rechazado o excluido de la sociedad. Lo que en la actualidad puede resultar banal, menos importante o arcaico, en ese siglo era el causante de las más terribles deshonras y desacreditaciones. 
 El libro tiene un ritmo muy rápido, incluso más que Orgullo y Prejuicio, a mi parecer. No le puse tal puntaje porque no creo que lo haya superado. Pienso que el momento tan difícil que la autora estaba atravesando mientras lo escribía, se vio reflejado un poco en los personajes y en la narración. Por momentos con ciertos desniveles, pero igualmente ligero de leer, razón por la cual me gustó tanto. 
 Quedé encantada como siempre, con los protagonistas, tan ricos en personalidad. Tan opuestos pero a su vez apasionados, aprendiendo de sus errores, yendo más allá de lo superficial. Se llevan el premio mayor como siempre, porque realmente enriquecen la novela, hasta el punto que admirás cómo hasta para la más inusual manera de pensar, encuentran su argumento válido. 
“Ella le había hecho mal; lo había abandonado y desilusionado. Más aún: lo había abandonado por debilidad de carácter, y un temperamento recto no puede soportar una cosa así. Lo había dejado para dar el gusto a otros. Todo fue efecto de repetidas persuasiones: fue debilidad y fue timidez”.  
4/5